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domingo, 21 de mayo de 2017

Política Norteamericana : BBC Mundo Noticias .- ¿Por qué después de las críticas de Donald Trump al islam, Arabia Saudita es el destino de su primera visita al extranjero como presidente de EE.UU.?

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Donald Trump con el rey de Arabia SauditaDerechos de autor de la imagen Getty Images
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                                    El rey de Arabia Saudita, Salmán bin Abdulaziz, junto a Donald Trump. Detrás de ellos, la esposa del presidente de EE.UU., Melanie Trump.
Hay varias razones por las que la elección de Arabia Saudita como destino del primer viaje oficial de Donald Trump como presidente de Estados Unidos puede considerarse sorprendente.
Y no sólo porque, históricamente, el honor casi siempre le ha correspondido a Canadá o, durante la primera presidencia de George W. Bush, al otro vecino de EE.UU, México.
 
Arabia Saudita, en contraste, es la cuna del islam, una religión que Trump atacó repetidamente durante su campaña al punto de identificarla como uno de los enemigos de EE.UU.
Y en febrero de 2016 el ahora presidente también llegó a sugerir que funcionarios sauditas habían sido cómplices de los ataques del 11 de septiembre.
Una calle de Riad lista para recibir a TrumpDerechos de autor de la imagen AFP
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                                    Además de Arabia Saudita, Trump también visitará Israel, El Vaticano y Bruselas.
"¿Quién destruyó el World Trade Center? No fueron los iraquíes, fueron los sauditas -miren a Arabia Saudita, abran los documentos", acusó el entonces candidato.
Y, durante la campaña, también se quejó de que EE.UU. estaba "perdiendo tremendas cantidades de dinero" en la defensa del reino que ahora se apresta a extender la alfombra roja para recibirlo.
¿Qué cambió para que el país donde están dos de los sitios más sagrados del islam -Medina y La Meca- tuviera el honor de recibir la primera visita de un presidente que como uno de sus primeros actos de gobierno trató de prohibir la entrada a su país de los habitantes de siete países de mayoría musulmana?

Con la chequera en la mano

El acuerdo para la compra de armamento estadounidense por cerca de US$110.000 millones, formalizado este sábado en Riad, es, sin duda, parte de la respuesta.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, describió el trato como el más grande de su tipo en la historia de EE.UU.
Trump en Arabia SauditaDerechos de autor de la imagen AFP
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                                    Trump recibió la máxima condecoración civil del gobierno saudita de manos del rey Salmán bin Abdulaziz.
Y la agencia de noticias AFP citó a una fuente de la Casa Blanca que subrayó que el trato aumentará "la capacidad del reino para contribuir a operaciones anti-terroristas en la región, lo que reducirá la carga de las fuerzas militares de EE.UU.".
Además, Trump también espera poder llevarse consigo de Riad la promesa de nuevas inversiones sauditas en EE.UU.
De hecho, coincidiendo con la visita, el director de la petrolera saudita Aramco, Amin Nasser, anunció el sábado la firma de acuerdos comerciales con 11 compañías estadounidenses por el orden de los US$50.000 millones.
Y los esfuerzos sauditas por diversificar su economía para hacerla menos dependiente del petróleo, abriéndose más a la inversión extranjera, les podrían abrir muchas más oportunidades a otras empresas de EE.UU.
"Son cientos de miles de millones de dólares en inversiones en Estados Unidos y trabajos, trabajos, trabajos", celebró Trump al final de su primera jornada.

Un enemigo común

Para el corresponsal de la BBC para asuntos de seguridad, Frank Gardner, sin embargo, hay un tema por encima de los demás que está ayudando a que Trump y Arabia Saudita obvien cualquier posible diferencia.
Y ese tema es Irán, la potencia chiita que es el gran rival regional de Arabia Saudita, y que seguramente verá con preocupación la multimillonaria venta de armas.
Manifestantes pro iraníesDerechos de autor de la imagen EPA
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                                    Irán es el gran rival regional de Arabia Saudita.
"Como presidente, Trump decidió que una forma de distanciarse de la política exterior de su predecesor, Barack Obama, es vilipendiar a Irán y amistarse con los sauditas", asegura Gardner.
Y para el analista de la BBC, su convicción de que Irán representa una importante amenaza de seguridad para Medio Oriente ha sido "como música para los oídos" de los sauditas, la gran potencia sunita.
"Ellos habían dejado de confiar en Obama hace algunos años, y lo acusaban de ser demasiado blando con Irán en su apuro por conseguir un acuerdo nuclear antes del fin de su presidencia", explica Gardner.
Y lo mismo asegura The New York Times, que sostiene que el enojo de los sauditas y sus aliados sunitas en el golfo pérsico con Obama era tal que se mostraron más que dispuestos a tratar todo lo dicho por Trump como retórica de campaña y darle una oportunidad para empezar de cero.
El príncipe saudita Mohammed bin Salman y Donald Trump.Derechos de autor de la imagen Getty Images
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                                     Trump ya había recibido en la Casa Banca al príncipe saudita Mohammed bin Salman.
"La gente dice muchas cosas durante la campaña. Y yo no creo ni por un minuto que el presidente Trump sea anti nada", le dijo también a The Wall Street Journal, el ministro de relaciones exteriores saudita Adel al Jubeir.
Y, según Jubeir, la decisión del mandatario de viajar a Arabia Saudita "dice mucho sobre su deseo de convertir su relación con el mundo islámico en una asociación productiva".
Cumbre árabe-islámica
Por lo pronto, los sauditas han estado haciendo todo lo posible por facilitar ese acercamiento y consolidarse como el principal punto de contacto entre los EE.UU. de Trump y el mundo islámico.
Para ello, transformaron la visita del mandatario estadounidense en una verdadera mini cumbre en la que Trump tendrá la oportunidad de dirigirse a más de 50 líderes y representantes del mundo islámico.
Cartel con los rostros de Trump y el rey Salmán bin AbdulazizDerechos de autor de la imagen AFP
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                                    La alianza entre EE.UU. y Arabia Saudita se verá fortalecida con la visita.
Durante su estancia en Riad, adonde llegó este sábado en la mañana, Trump, quien ya se reunió en privado con el monarca saudita, Salmán bin Abdulaziz, se reunirá también con los líderes de Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.
Y el presidente estadounidense inaugurará junto al rey Salmán el nuevo Centro Global para Combatir Ideologías Extremistas, con el que Riad parece querer responder a las acusaciones de no hacer todo lo posible para evitar la propagación de interpretaciones del islam como las que han ayudado a alimentar las filas del autodenominado Estado islámico.
"El tema de cómo enfrentar la amenaza terrorista, específicamente la del autodenominado Estado Islámico, seguramente va a dominar buena parte de las conversaciones", destaca Gardner, quien no cree que Trump vaya a aprovechar su visita para criticar el historial saudita en derechos humanos.
Tropas especiales sauditas.Derechos de autor de la imagen AFP
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                                    EE.UU. apoya a las tropas sauditas con armas y entrenamiento.
Antes bien, según el corresponsal de la BBC, es muy probable que, en la búsqueda de fortalecer su alianza en contra de EI e Irán, el actual presidente estadounidense revierta la decisión de Obama de suspender un contrato para dotar a Arabia Saudita con armamento aéreo de alta precisión.
Dicho acuerdo fue interrumpido el año pasado dado el alto número de bajas civiles en Yemen.

Hacia adelante

Por lo pronto, la lista de armamento militar que los sauditas acordaron con EE.UU. también incluye sofisticados sistemas de radares, aviones y barcos, por un valor US$109.700 millones.
Pero, según la agencia Reuters, la mima incluye opciones que podría llegar a sumar hasta US$350.000 millones en un período de 10 años.
Protesta contra TrumpDerechos de autor de la imagen Getty Images
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                                    Los discursos y políticas de Trump le han valido acusaciones de anti islámico.
Y, además del dinero y los puestos de trabajo celebrados por Trump, el multimillonario acuerdo también le da al presidente estadounidense una importante victoria que llevar a Bruselas, donde participará en una cumbre de la OTAN.
La alianza militar también ha sido blanco de las críticas del magnate, que ha acusado a sus socios europeos de no estar pagando lo que deberían a cambio de "la protección" de EE.UU., y ahora el mandatario podrá ofrecer como ejemplo al gobierno de Riad.
Por eso, si bien en camino a Bruselas el mandatario estadounidense también parará en Israel y El Vaticano -las capitales del judaísmo y el cristianismo, respectivamente- es la cuna del islam donde el presidente de EE.UU. ya obtuvo su primer gran triunfo en materia de política exterior.
*Este artículo fue actualizado con los detalles de la compra de armas anunciada este sábado 20 de mayo en Riad.

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Filete con salsa de tomate y muchas ayudas visuales: las estrategias para hacer más llevadera la primera gira internacional de Donald Trump :
Donald TrumpDerechos de autor de la imagen AFP
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                                     Donald Trump, a quien no le gusta viajar, visitará cinco países en nueve días.
El sábado Donald Trump pisó tierra extranjera por primera vez desde su elección como presidente de Estados Unidos, dando inicio a una gira de nueve días que estará llena de retos para un mandatario conocido por su dependencia de las comodidades de su hogar.
Un ambicioso itinerario lo llevará de Arabia Saudita a Israel y luego a Bélgica, Italia y el Vaticano, con sendas cumbres de la OTAN y el G7 incluidas en el menú.
A estas alturas de su primera presidencia, George W. Bush ya había visitado dos países y Barack Obama nueve.
Pero Trump, a quien no le gusta ni pasar una noche lejos de casa, ha mantenido incluso los viajes domésticos al mínimo.
Y así, ha pasado la mayor parte de la luna de miel presidencial refugiado en la Casa Blanca o en su club de Mar-a-Lago, acosado por el escándalo de los supuestos vínculos entre Rusia y su equipo de campaña.
Trump durmiendoDerechos de autor de la imagen Reuters
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                                     Se dice que a Trump no le gusta dormir fuera de casa.
Cuando era candidato, Trump le dijo a la prensa que era poco probable que viajara mucho al exterior porque EE.UU. requería de su completa atención.
Pero la evidencia sugiere que el 45avo presidente de EE.UU. siempre ha sido bastante casero.
Durante la campaña regresaba a su lujoso departamento de Manhattan después de cada evento, ya fuera en helicóptero o por avión, y un antiguo colaborador dice que nunca le ha gustado pasar tiempo en propiedades que no lleven la marca Trump.
"Trump es el tipo de hombre a quien le gusta estar en el sofá con una buena hamburguesa", le dijo a la agencia Reuters durante la campaña Roger Stone.
"Le gusta estar en su propia cama, incluso si eso significa regresar a Teterboro o LaGuardia pasada la medianoche", agregó el viejo amigo y exconsejero de Trump.
Los dos aeropuertos neoyorquinos, sin embargo, están bastante lejos del Vaticano. Y ante la imposibilidad de llevar a Trump de regreso a EE.UU., su equipo ha estado trabajando para llevar los EE.UU. a Trump.
En Arabia Saudita, por ejemplo, se le servirá un filete con salsa de tomate -su plato favorito- junto a la cocina local ofrecida por sus anfitriones, reportó la agencia AP.
Donald Trump en Arabia SauditaDerechos de autor de la imagen EPA
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                                    Los sauditas desplegaron la alfombra roja para Trump.
El presidente dejó pasar la oportunidad de realizar su primer viaje a Canadá o México -una opción cómoda aprovechada por todos los presidentes desde Ronald Reagan- y los planes originales para un corto viaje a Europa terminaron dando pie a una gira de nueve días por cinco países y dos importantes cumbres.
"Se trata de una empresa tremendamente compleja, con tantas cosas que representarán verdaderos retos para Trump que da mareos", dice Daniel Benjamin, un habitual de las giras de Bill Clinton en su capacidad de redactor de discursos sobre política exterior.
"Lo primero es el ritmo. Si uno ve como Trump pasa sus días en la Casa Blanca, da la impresión de que pasa muchísimo tiempo viendo TV y nada más. Pero estos viajes son exigentes, va a conocer a muchísima gente y eso requiere de mucha energía y concentración, lo que no parece ser su fuerte", explica Benjamin.
Se dice que su equipo ha tratado de incluir en la agenda tanto tiempo de descanso como era posible y le ha dicho a las delegaciones extranjeras que prefiere presentaciones cortas con muchas ayudas visuales.
El limitado umbral de concentración ya impactó la preparación del viaje: según el New York Times sus asesores repitieron numerosas veces su propio nombre en un memorándum de dos páginas para tratar de mantener su interés.
Las preparaciones también se vieron afectadas por la investigación sobre Rusia y el despido del director del FBI, James Comey, así como por la falta de líderes con experiencia en el Departamento de Estado, donde la administración no ha podido llenar todos los cargos.
Donald Trump es condecorado por el rey de Arabia SauditaDerechos de autor de la imagen AFP
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                                    La máxima condecoración civil de Arabia Saudita le fue impuesta a Trump por el rey Salmán.
Una de las primeras tareas del presidente durante el viaje será dar un discurso sobre religión en Arabia Saudita. Se comenta que el borrador del texto fue elaborado por Stephen Miller, el asesor de Trump que también estuvo a cargo de la fallida orden ejecutiva que prohibía el ingreso a Estados Unidos de viajeros procedentes de varios países de mayoría musulmana. a vuelo
"Ir a Arabia Saudita a hablar sobre el islam es como avanzar con vendas en los ojos por un campo minado con un palo saltarín", dijo Benjamin.
"Los discursos normalmente se trabajan con seis o cuatro semanas de anticipación, pero esta es una Casa Blanca escasa de personal que ha estado centrada en una descarga de malas noticias. Así que a menos que hayan descubierto el secreto para vivir sin dormir, deben estar gravemente distraídos".
Durante el viaje, el equipo de Trump también deberá responder a las noticias de última hora y a los acontecimientos políticos que ocurran en Estados Unidos y en el resto del mundo, al mismo tiempo que deberán pastorear al presidente para evitar potenciales autogoles o metidas de pata frente a sus anfitriones.
Algunos presidentes anteriores han sufrido humillaciones durante sus viajes al extranjero. George W. Bush, por ejemplo, una vez intentó abandonar una rueda de prensa en China por una puerta que estaba cerrada y en otro encuentro con periodistas en Irak le lanzaron un zapatazo.
Su padre, George HW Bush vomitó sobre un primer ministro de Japón.
Apartarse del protocolo puede derivar en percances. Barack Obama, siendo presidente, fue criticado por inclinarse ante el emperador de Japón, Akihito; y Michelle Obama, por abrazar a la reina de Inglaterra, Isabel II.
George W. Bush también fue cuestionado por darle un mal aconsejado y no bien recibido masaje en los hombros a la canciller de Alemania, Ángela Merkel.
Ángela Merkel y Donald TrumpDerechos de autor de la imagen AFP
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                                    Cuando se reunieron en abril, Trump no le dio la mano a la canciller Ángela Merkel, quien aparentemente quedó perpleja por el gesto.
Pero, si el equipo que Trump puede ayudarlo a evitar estos errores, tendrá un par de cosas que le favorecerán. Está llevando a la mayor parte de su equipo más experimentado y a la primera dama, Melania Trump, lo que puede darle una sensación de estabilidad.
Su esposa, quien nació en Eslovenia y vivió en Francia y en Italia antes de mudarse a Estados Unidos, es una viajera más experimentada. Su marido viajó a su país natal en una ocasión y se quedó allí apenas una tarde. "Al menos puedo decir que fui allí", dijo él posteriormente.
Otra cosa es que Trump escogió comenzar sus viajes internacionales en una parte del mundo donde recibirá una cálida bienvenida. Su dura postura sobre Irán, así como otras jugadas, lo han convertido en alguien apreciado por Arabia Saudita e Israel, países que tienen gran interés en lograr buenas relaciones con el nuevo gobierno en Estados Unidos.
"Él va a querer que sea un viaje exitoso y ellos también, por lo que creo que va a ser un éxito", dijo Stephen Hadley, ex asesor de seguridad nacional que viajó ampliamente con George W. Bush.
"La verdad es que nadie está preparado para ser presidente hasta que se convierte en presidente. El otro lado con Trump es que ha sido un hombre público durante 30 años, que sabe manejar a los medios y a quien le gusta estar bajo los reflectores".
Hadley cree que será difícil que la visita al papa salga mal, pero en las dos cumbres que seguirán después el presidente puede enfrentarse a intercambios difíciles con líderes molestos por su campaña contra la Unión Europea, su discurso contra los refugiados y sus arrogantes exigencias de mayores contribuciones para la OTAN.
Ya en abril, Trump tuvo lo que pareció ser un frío encuentro con Merkel, a quien él criticó abiertamente durante la campaña.
Adicionalmente, este es un viaje largo y atareado viaje para cualquier presidente. "Existe un riesgo real de que él esté agotado hacia el final de la gira", dijo Hadley.
"En estas cumbres puedes tener 28 jefes de Estado y de gobierno y todos van a querer decir algo, y el presidente tiene que sentarse y escucharles a todos. Eso cansará a cualquier líder mundial, más aún a uno que tiene dificultades para sentarse tranquilo", agregó.
BBC Mundo Noticias
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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